19 mayo 2005

El Derby de los Diputados


Hace apenas una semana asistimos los españolitos a una nueva edición de esa comparsa con nombre peliculero, denominada "Debate sobre el estado de la Nación". Bien, efectivamente sólo es un nombre peliculero. Supuestamente es un debate y supuestamente tratan sobre cómo están las cosas en el país... pero hace ya unos años que este lamentable espectáculo más que un debate es un combate, y sí, tratan muchos temas acerca del país, pero del País Vasco, mayormente. Respecto a esto último, se va echando en falta una sección de actualidad vasca en todos los periódicos, pues por volumen de noticias quizás tenga muchas posibilidades de desbancar en número de páginas a los todopoderosos "Deportes", ya que ninguna otra sección (en especial la cada vez más marginada sección de "Cultura") es capaz de hacerlo. Cómo se titule dicha sección sería cosa de cada uno de los (dos y sólo dos) bandos editoriales de la prensa patria: unos lo llamarían "Euskadi" y otros "Vascongadas"...
Bueno, a lo que íbamos. Todo español que regrese del exilio después de pasarse media vida en Argentina o Francia, comprobará con estupor que lo de las dos españas aún no ha pasado a la historia. Dos bandos fieros, enemistosos e irreconciliables protagonizan toda la política del país de un tiempo a esta parte. Cada uno de ellos se cree propietario de la verdad y pone la mentira en la boca del contrario. Eso sí, es cuestión de estilos: a la derecha, un partido soberbio, clasista y de férrea disciplina que se atribuye para sí todos los éxitos atribuibles y culpa a "todos los que no son ellos" de todos los errores del mundo; y a la izquierda, un partido blandengue, desconcertante y caótico que no sigue rumbo alguno y que a fuerza de querer caer bien a todo el mundo, ya no vende nada a nadie. Y mientras esperan que los problemas de los ciudadanos se resuelvan solos (y quizás no nos quede otra alternativa algún día que el autogobierno cívico) los dos grandes partidos ocupan los asientos de las Cortes para perder el tiempo en tirarse cañonazos, en ver quién dice la burrada más gorda, en ver quién humilla mejor a quién, y en ver quién echa más culpa a quién sobre el problema vasco, los índices de paro, la caída de subvenciones de la teta europea o la muerte de Paquirri. De vez en cuando otros partidos intervienen como secundarios en la pantomima, pero siempre a un lado u otro de la valla. Y digo yo: ¿Por qué seguir aguantando tanta deshonra a esas artes políticas que inventaran en su día los griegos clásicos? ¿Por qué seguir llorando la triste pérdida de la dialéctica, la mayéutica y la elocuencia? ¿Por qué seguir leyendo y escuchando insultos, insidias y acusaciones de unos contra otros?
Tengo una propuesta para remediar todo esto: ¿Por qué no dirimen los dos "clubes" las diferencias con un partido de fútbol? Claro, ¡que se juege un derby entre los dos partidos mayoritarios! El Partido de los Partidos, eso sí que suena de película. Si el fútbol arrastra lo que arrastra y mueve la atención de tanta gente, ¡aprovechémoslo! Ya que ni fútbol ni política nos resuelven los problemas cotidianos, yo votaría por que al menos veamos un espectáculo galáctico de primera, que es menos tenso y más deportivo. Que se decida a base de goles y no a base de palos cuál de las dos Españas es la mejor. Imaginaos las previas del partido y las alineaciones de los dos equipos, con diputados, ministros, ex-ministros, alcaldes y militantes en general:

  • Club Atlético Socialista Obrero: Chaves en portería; Borrell, Solbes, Caldera y Bono en defensa; Almunia, Sevilla, Blanco y Moratinos en el medio campo; y Rubalcaba y Zapatero en la punta del ataque. Suplentes: Ibarra, Salgado, de la Vega, Monteseirín, Simancas e Imaz. Entrenador: Alfonso Guerra. Presidente: Felipe González.
  • Real Sociedad Deportiva Popular: Gallardón como portero; Aguirre, Trillo, Piqué y Del Castillo en la zaga; Arenas, Mayor Oreja, Zaplana y Cascos en el centro del campo; Rajoy y Acebes de delanteros. Suplentes: Teófila, San Gil, Fabra, Pío Cabanillas y Rato. Entrenador: José María Aznar. Presidente: Manuel Fraga.
  • Estadio: Congreso Arena, con capacidad para 30 millones de votantes. Árbitro: Ibarreche, del euskadiko-colegio. Asistido en bandas por Pujol y Carod Rovira.

Emocionante, trepidante, espectacular; ni un Barça-Real Madrid, ni un Milan-Inter, ni un Betis-Sevilla se pueden comparar con este gran Derby de los Diputados. Y que gane el mejor, o el que más afición tenga cada cuatro años.

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