Colega, ¿dónde he dejado mi sable de luz?
La Fuerza que supuestamente nos acompaña a todos no se iba a librar de la guillotina. En Planeta Absurdo hablamos de asuntos que no tienen más fundamento que la estupidez, y todo el universo (nunca mejor dicho) que ha generado la saga de Star Wars a su alrededor a lo largo de su historia no iba a ser menos, ahora que el tema está fresquito y rodando en las carteleras. Por última vez, esperemos.
Jamás una historia tan simplona, que se reduce básicamente a un argumento digno de la Disney en torno a los buenos y los malos, y a las aventuras de tres generaciones de una familia problemática aficionada a hacer turismo de planeta en planeta, había dado tanto juego. Combínalo con una atractiva fantasía intergaláctica, nombres imaginativos de personajes (todos son marcas registradas, por cierto) y un márketing agresivo, y tendrás el producto comercial por excelencia del siglo XX y parte del XXI.
En esta casa estamos convencidos de que quitando todo el asunto monetario y ciñéndonos a la serie de películas en sí, Star Wars no es más que lo arriba mencionado. No hay un argumento interesante ni un contenido dramático creíble, las cosas que se piden al cine decente; sólo hay mucho paisaje planetario bonito, acción en plan mosqueteros y en plan batallas por tierra y aire (en este caso espacio, pero sonido no deja de haber), y personajes pintorescos que se alegran de haberse conocido. Y un inconsistente hilo conductor, lo de los Jedi, la Fuerza y el Lado Oscuro y demás zarandajas, que mucho me temo que no dejan de ser una rudimentaria apología de la vida a la americana: los Jedi son los héroes de siempre, esos que los mediocres necesitan para ser defendidos; la Fuerza es el poder del patriotismo y la voluntad que te hace triunfar en la supuesta tierra de oportunidades que es el país de las barras y estrellas; y el lado oscuro es simplemete el miedo, el agarrotante e hiperventilado miedo americano al vecino o a uno mismo, ese que convierte a un pacífico granjero en un psycho-killer o un violador. O el miedo o el comunismo, vete a saber. Ambos los usan bien los yankis a su favor. Todo lo demás se puede ver en Bambi o La Sirenita, con una diferencia respecto a Disney: el hecho de la maternidad se manifiesta. (Se sabe que Walt Disney, entre otras tendencias psicóticas, prohibió la figura materna en todas las producciones de su compañía al sentirse culpable de la muerte de su madre. George Lucas en cambio no tiene esas neuras, o eso creemos.)
El poder de un producto comercial puede llegar a ser enorme, como las mismísimas galaxias. Lo de Star Wars ya no sólo se queda en la rentabilísima venta de las innumerables ediciones de los DVDs de las películas (para que te compres lo mismo tres veces, será), de juguetes (muñecos, naves, etc.) y de todo tipo de objetos con esta temática, sino que va mucho más alla de las tiendas. Es toda una forma de vida, por lo visto. Cientos de páginas de fans en Internet destripan y adoran la "compleja" trama que al parecer siguen las películas. En cada estreno de la segunda trilogía y en los reestrenos de la primera, cientos de flipados acudieron a la sala de cine, incluso sin ser carnaval, disfrazados como algunos de los personajes. Muchos son los que empapelan su habitación con pósters de Yoda, Luke, Leia o la Estrella de la Muerte, se disfrazan de Darth Vader en jalogüin, van por la vida en plan caballero Jedi incluso para comprar el pan y/o giran su vida en torno a toda esta parafernalia galáctica (y con ésto no me refiero a los hinchas del Real Madrid, que conste). Y todo este absurdo ha llegado a su cumbre en Australia, donde miles de sus habitantes no se declaran católicos, musulmanes ni budistas: su religión es la religión Jedi, y Yoda es su profeta. Y así lo quieren hacen constar en estadísticas y documentos oficiales, tras una absurda campaña iniciada hace cuatro años para que se reconociera como religión oficial. Casi nada. Sólo falta que el próximo terrorista que derrame sangre se considere Sith y declare que el lado oscuro se apoderó de él. Seguro que más de uno lo considera atenuante en el juicio.
Asi pues, niños y niñas, recordad siempre lo que dice George Lucas: que la fuerza del márketing os acompañe.
PD: no incluímos fotos de la saga porque somos así de chulos y pasamos de pagar royalties al mago de California. Los fans de todas formas tienen donde recrearse.
El temible Darth Freak en acción