11 junio 2005

Que baje Dios y lo lea


Vaya por Dios, nunca mejor dicho. Como se suele decir, una vez más con la Iglesia católica hemos topado. Ya la tenemos agitando el panorama no sólo cuando dan misa (cosa ya de por sí irreverente y poco seria) sino que además van a empezar a tomar las calles, a liarse la sotana a la cabeza. Alto el carro, guarden sus eminencias los látigos: me parece muy bien que se manifiesten en contra de esas leyes que consideran inmorales, lo mismo que en su día algunos (muchos) nos manifestamos contra la guerra de Iraq, e igual que solemos hacerlo contra los terroristas. Estamos en democracia, aunque a algunos nos la nieguen. No pienso pagar con la misma moneda: manifiéstense, libremente, hagan oir su opinión. Sin tapujos. A nosotros también nos parecía y nos sigue pareciendo inmoral el programa "muertos por petróleo" del presidente de los Estados Unidos en lo que fue la florida y fértil Babilonia. Y nos seguimos manifestando, libremente, haciendo oir nuestra opinión. Sin tapujos. Y sin ustedes, que frente a una guerra no se escandalizan tanto como frente a una pareja gay. Es normal, sabiendo que sus predecesores promovían guerras y matanzas de fe en Jerusalén allá por la Edad Media. Con dolorosas derrotas, por cierto.

Volviendo al tema. Déjenme expresar sus eminencias mi opinión, ya que estamos. Y llámenme hereje y todo lo demás si quieren, que me da lo mismo.

Creo sinceramente que ustedes no acaban de acostumbrarse a algunas cosas. No me refiero ya a esa obstinación por preferir que las señoritas se tapen el cuerpo lo más posible, por proclamar que la masturbación se castiga con el fuego eterno, o por considerar que si a uno le pisotean hay que poner una sonrisa porque es la voluntad de Dios. Me refiero a que desde hace unos años, ya no pueden imponernos nada de eso a TODA la sociedad. Supongo que eso fastidia mucho cuando llevan milenios haciéndolo; de repente las ovejitas (me molesta particularmente esa pretenciosa autodenominación de los sacerdotes como "pastores") tenemos acceso a la información y la comunicación de masas, y la visión del mundo nos hace plantearnos una pregunta: ¿Dónde está ese Dios que con tanta furia y tanta intransigencia nos quieren imponer? ¿Realmente un Dios todopoderoso permite tanta injusticia, tanta miseria, tanta maldad? ¿Por qué se empeñan en opinar exclusivamente sobre temas meramente sexuales y no se meten a fondo y con la misma saña con los demás pecados como la avaricia, la corrupción, la soberbia, los abusos de poder, la violencia, el robo, la idolatría y demás? Será porque no les conviene, sabiendo lo que son ellos y los gobiernos a los que quieren controlar. Muchos se dan cuenta de que la fe religiosa es una opción y no una imposición. Y ese es el problema de la Iglesia: aún siguen creyendo que el mundo es una granja en la que los que no somos ellos somos su ganado. Tienen mono de esa carta blanca que tenían hasta hace poco.

En términos etimológicos, la palabra iglesia proviene de "asamblea" en griego clásico. Nada más. En principio no es más que una congregación de fieles. Sólo de los fieles. El problema viene a lo largo de sus dos milenios de historia: siendo avalada por el creciente número de fieles, fue acomodándose y creciendo en influencia, hasta que llegaron a asociarse con los poderes militares y gubernamentales de los estados donde tenían más seguimiento, proporcionando un complemento perfecto para estos últimos: un arma para someter al pueblo, para sumirlo en la obediencia y en la ignorancia. En ese momento la iglesia transforma su cometido y empieza a servir al poder, y a servirse del poder. Ya no es una opción, ya no es una buena nueva, ya no es sólo un conjunto de dogmas sobre la idea de que un líder rebelde llamado Enmanuel de Nazaret era en realidad un ser divino, Jesucristo, hijo de Dios, que vino a salvar a los pecadores: de repente es una obligación para el pueblo, y es tan poderosa que un día se compra una parcela en Roma y se hace una lujosa fortaleza, fuera incluso de la jurisdicción italiana. Y así hasta ahora.

Pues en mi atea opinión, forjada "religiosamente" en un colegio de pago, Dios está en el interior de quien quiera acogerle, de quien sienta que necesita algo que dé sentido a su vida. No está en todas partes, siguiéndonos y vigilándonos a todos seamos o no creyentes. Por tanto, la Iglesia debería plantearse no hacer más eso mismo. Nadie les ha llamado a juzgarlo todo (bueno, todo no, sólo los asuntos que Sigmund Freud trataba), su cometido único es organizar espiritual y jerárquicamente el movimiento de fe entre los creyentes. Y esos tiempos en los que influían en todo el orden social han pasado. Afortunadamente.

1 comentario(s):

Anonymous Anónimo dijo...

Si hicieran eso que dices en el último párrafo, creo que les iría mejor, no se daría tanta gente de baja de la iglesia ( ojo, que no de la religión). Y conste que no creo un ápice de nada de lo que dicen.

23 julio, 2005 23:02  

Dejar un comentario

<< volver